Agosto 3, 2013, 10:00 AM
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LO PUBLICADO POR NTC ... sobre el Premio: 30 de julio de 2013, 7:00 AM
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---------- Mensaje recibido ----------De: HAT asdfghjkl.123456@arquitrave.com
Fecha: 2 de agosto de 2013 06:12
Asunto: Un premio para las pulgas y los piojos de Colombia
Para: HAT asdfghjkl.123456@arquitrave.com
Un premio para las pulgas y los piojos
Por Harold Alvarado Tenorio
Con la regia firma de la hercúlea Mariana Garcés Córdoba, el Ministerio de la Colcurrupta Nacional ha remunerado con algo mas de veinte mil dólares una miscelánea preparada por el chavista venezolano Enrique Hernández de Jesús, titulada La serena hierba, de la fingida poesía de Don Horacio Benavides, natural del resguardo Bolívar en el cantón de Pablo Catatumbo, uno de los herederos de Don Quintino, el quillacinga que con tanta fiereza apremió Guillermo Valencia mientras cazaba patos por los páramos de sus latifundios payaneses.
Coautores de esta exacción del peculio son tres condotieros del verso que durante lustros han embestido heterogéneas fuentes del erario para fundar una gilda de sinecuras donde se practica el toma y daca: el yo te leo si me lees, yo te premio si me premias, yo te invito si me invitas: Rómulo Bustos Aguirre, aclamado como Jiang Qing del versículo; Piedad de Fátima Bonet de Segura, acreditada como Crueldad Bon Ice o la Madre Nacional del Llanto por la Fama y Ramón Eduardo Cote Baraibar, cuyo alias es El Negro de Gaviria, por haber servido al ex carcelero de Pablo Escobar como amanuense durante varias décadas.
Tres joyitas que dicen haber leído y valorado la obra de 58 rivales entre los que figuraban epítomes de Antonio Silvera, Angela Tello, Carlos Vasquez, Cristobal Valdelamar, Felipe Garcia, Guillermo Linero, Gerardo Rivera, Joaquin Mattos, Hernando Cadavid, Julio Cesar Goyes, Lilia Gutierrez , Luisa Fernanda Trujillo, Maria Clemencia Sánchez, Mery Yolanda Sanchez, Pablo Estrada, Raúl Henao, Eduardo Serrano o Wiston Morales, encomiando el insectario y refrito del nativo caucano por ser “muestra de una voz sostenida con altura a lo largo del tiempo, de gran poder comunicativo que despliega un lenguaje que posee levedad, rigor y hondura pues hay en ella una reapropiación muy moderna del mundo campesino dándole resonancias cósmicas”. ¡Virgen del Carmen!
Julio César Londoño, Eduardo Delgado, MT Aguilera Garramuño, José Zuleta, Medardo Arias, Adolfo Montaño y Horacio Benavides durante un sesión de mutuos elogios.
(Nota de NTC ...: Fotografía tomada de publicación en internet, con acceso libre, de NTC ... : http://literaturaenelvalle.blogspot.com/2012_11_14_archive.html )
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Sabido es que los premios no se los gana quien los merece sino quien tiene amigos entre el jurado y quien ofrece el estímulo. De allí que lo protervo no sea no limpiarse un premio sino no pertenecer a la rosca que lo consiente. Ninguna novedad hay en ello. Ernesto Sábato contó cómo un editor español de un conocido premio de novela fue hasta Buenos Aires para solicitar que concursara en el evento y como éste le dijera que no tenía escrita ninguna, el empresario, sin inmutarse le respondió: No importa, Ernesto es que ahora te vas a poner a escribir la ganadora. Patrañas como esta se repiten a lo largo de la historia de los premios. Y qué no podría contarse de las aventuras del librero peninsular Chus Visor, que controla una quincena de premios, que han favorecido a dos miembros de la secta colombiana, antioqueños ellos, ideólogos de la aventura que comentamos con el lírico de los parásitos.
Gabriel García Márquez anuncia el futuro del Ministerio de Cultura de Ernesto Samper en una caricatura de Pepón publicada en El Tiempo.
Que el ministerio de la corrupción de la cultura está usurpado hace años por los enemigos del sistema tampoco es confidencia. Es una doctrina que el estado colombiano ha cultivado desde los tiempos de Alberto Lleras Camargo cuando el Frente Nacional entregó a la zurda la Universidad Nacional para que como decía Carlos Lleras Restrepo vivieran en el “otro mundo”, gozando de los jornales de oro de la burocracia académica. Mincultura fue establecida como dijo Gabriel García Márquez para hornear rosquillas y colocar a los hijos, sobrinas y nietas de los gacetilleros de la oposición. Pida usted una lista de los funcionarios de ese ministerio y con la mayor rapidez se dará cuenta por qué Abad, Arbeláez, Bonet, Cote, Diaz Granados, Jaramillo, Molano, Mutis, Ospina, Peñasco, etc., son caracteres de poder en sus dependencias y las de los distritos capitales donde se reparten jugosas partidas presupuestales y se gestan delegaciones nacionales a eventos internacionales. Las secuelas del manejo de ese ministerio desde la casa de un ex presidiario en la capital azteca no terminan. Que eso es cierto se demuestra viendo la foto de Les belles colombiennes, un evento pagado por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez para que lo acusaran de asesino por toda Francia con la excusa de que quienes lo acusaban eran los escritores mas publicados en la capital gala, ignorando a la secuestrada mas famosa en esas tierras, que mas libros había vendido en esa lengua, Ingrid Betancur. Pero ella no era ni mal agradecida ni mal nacida.
Don Horacio Benavides es un Golem de esa camarilla. Y sirve para ningunear a los malquistos del grupo con el cuento de que es miembro de la minoría expoliada y ademas un sumiso con cara de pendejo y un morrongo con nadadito de perro que paga favores desde las ediciones La escala de Jacob, de la Universidad del Valle, operada por su inseparable coadjutor, diagramador de miles de errores de ortografía Orlando Lopez Valencia donde han publicado cosas tan exóticas como Grafías del insecto de Don Nelson Romero.
(Nota de NTC ...: Imagen tomada de publicación en internet, con acceso libre, de NTC ... : http://fdpv.blogspot.com/2006_05_31_archive.html)
Según la mitología que se ha inventado, siendo niño en los polvorientos caminos del resguardo dio con una famélica podenquita a quien quiso mas que a sus propios padres y hermanos y desde entonces el amor por los ácaros que hacen insoportable la vida de los humanos son una de las metáforas de la existencia y es por ello que les celebra en sus poemas minimalistas. Niguas, pulgas, ladillas, ñatos, garrapatas, zancudos, moscas, liendres y demás bichos causantes de la fiebre amarilla, el dengue, la encefalitis, la fiebre maculosa, el tifus, la tularemia, la malaria, la enfermedad de chagas, la sarna y la miasis, que hicieron famosos a los popayanejos como Patojos, según informa el Doctor Adolfo Vera Delgado, han dado lustre a su lírica y tranquilidad a su alma.
Es por ello uno de los sacamicas de Casa Silva lo ha descrito como “un gato que vive en una casa antigua, entre caballos, elefantes, cerdos, murciélagos y pájaros” y según el hijo de Rubayata sus efluvios “sorprenden en su pasión asordinada y en la fluidez que mana del agua y su poder seminal. No se trata de ascetismo telegráfico, ni de una suerte de estreñimiento verbal disfrazado de rigor. Esculca una visión del adentro para habitar la palabra, que es afuera.”. ¡Virgen del Carmen! Y por esa humildad y buena voluntad la camarilla le ha concedido el Premio del Instituto Distrital de Cultura durante la segunda administración del que muestra el culo, y el Cote Lamus, concedido desde la Universidad Externado por otro promotor de poetas de tercera categoría.
http://ntcpoesia.blogspot.com/2008_05_03_archive.html y http://ntc-libros-de-poesia.blogspot.com/2011_07_01_archive.html )
Volviendo al libro premiado, La serena hierba es un pastiche De una a otra montaña, otro mamotreto de cuatrocientas páginas publicado con dineros de la Universidad Nacional por la troika Bonet, Cote Baraibar, Cadavid, al descuido de Mariela Agudelo, una amiga de Juan Manuel Roca, con la sombra dilapidadora de Santiago Mutis Duran al fondo en los Talleres Rocca de Ediciones bajo la rectoría del circunciso Moises Wasserman Lerner que de poesía sabían mas Sansón y Dalila. El bodrio lleva otro odre, un prólogo de Augusto Pinilla que debió titularse El bien pagá. Cerca de 400 descripciones zoológicas que ni Hesíodo, Esopo, Nicostrato, Fedro ni Flavio Aviano, fueron capaces de confeccionar con tanta ordinariez como este Horacio mejor conocido como Dame Plata Tagore.
Don Horacio Benavides, alias Dame Plata Tagore
La serena hierba publicada por la que fue Monte Avila, aparentemente confeccionada por Hernández de Jesús, lleva una vergonzosa presentación de este chisgarabís que ha vivido a costa de los gobiernos adecos, copeyanos y chavistas que ha logrado esquilmar con sus mañas de timador y chanchullero. De ello pueden dar buena cuenta William Ospina y José Mario Arbeláez a quienes este bandido despojó de parte de los premios Rómulo Gallegos y Víctor Valera Mora.
Este premio de Mincorrupta es una vergüenza más. Ni el libro, ni la poesía de Dame Plata Tagore valen un maravedí. Por algo JG Cobo Borda, con su habitual picardía borgiana dijo que en la pretendida poesía del quilla “los ángeles de García Mafla se han convertido en sapos”.
Harold Alvarado Tenorio
57/6/8911979
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El poeta y el necio
Por: Julio César Londoño
El Espectador .com Agosto 2, 2013 http://www.elespectador. com/opinion/el-poeta-y-el- necio-columna-437803 . Impreso Agosto 3.
Un indio caucano, Horacio Benavides, acaba de recibir el premio nacional de poesía de Mincultura 2013. El jurado lo integraron Piedad Fátima Bonnett, Ramón Cote y Rómulo Bustos. El segundo premio fue para otro alto poeta, el también caucano Felipe García Quintero.
El libro premiado, La serena hierba, fue publicado por la rigurosa editorial venezolana Monte Ávila en 2011. Sus páginas contienen la demostración palmaria de un secreto a voces: que Horacio Benavides es una de las voces más nítidas y poderosas de la poesía latinoamericana.
Aquí están sus temas: el amor, la naturaleza, la muerte, la infancia y los animales, y la concisa baraja de sus recursos: la brevedad, el misterio, el silencio, la emoción contenida (su fuerza estriba en no decir, dice José Zuleta).
A veces sus poemas son pura música; y reflejos: “A la orilla de la rosa está la rosa. / La una se deshoja y pasa / a la otra el tiempo no la toca. / La primera es la segunda / la tercera la que el agua nombra”.
A veces nos estruja el corazón: “Las muchachas del servicio corren hacia el domingo / abandonan su traje de ceniza / y limpias y aromadas / buscan en la luz a su muchacho. / Por fin el día es suyo / un sol de verano las quema en la hierba / bailan en las casetas / pierden con frecuencia el paso / y en la noche / en un cuarto barato / gimen ante revelación tan íntima. / La madrugada del lunes se lleva sus alas”.
A veces habla como el más viejo de la tribu: “Ah si el alma pudiera despedirse amistosamente del cuerpo / si le dejara dormido y saliera en puntillas / como una madre que se aleja. / Ah si el alma olvidara mutuas ofensas / viejos rencores...”.
A veces títulos inocentes (Cuarentiocho) ocultan mensajes atrevidos: “Que el agua que aquí corre cante en tu baño / que esta luna roja sea la misma en tu estanque y en tus ojos / que el aire que me toca te toque a ti / en otra parte”.
A veces su voz tiene ecos de Rulfo, y el poeta desempolva la coma: “Te traigo tu mula, padre / no te quedes ahí parado, mudo / te traigo tu mula negra / la encontré en la montaña / dale tu sal que es llama / pasa la mano por su lomo / échale el peso de tu carga / no me hagas dudar, padre / no me digas que arreo sueños / que esta no es tu mula / que he cogido la que pena”.
Siempre, incluso cuando corre la sangre, su poesía es delicada: “Una tarde de regreso a casa / escuchaste una música extraña / el crujir de mínimas armas / airados metales. / En el barranco de tierra cuarteada / diste con un nido de alacranes / enloquecidos de vida. / Barquero / hazle un puesto en tu nave / a este muchacho / que quizá olvidó su moneda. / Piensa que no es poco / escuchar una música / jamás oída”.
Este poema se llama La mariposa de tu alma cruzando el abismo, y el epígrafe reza: “En memoria de Javier Benavides”. Aún no me atrevo a preguntarle nada.
La noticia del premio de Horacio se conoció el martes. El miércoles, Harold Alvarado Tenorio le mandó un derecho de petición a la ministra de Cultura exigiendo copias del acta del jurado y del libro premiado, La serena hierba. El miércoles se despachó lanzando sombras de sospecha sobre el premio y los jurados, llamó “insectario” al libro de Horacio y “hercúlea” a la ministra de Cultura, como si las gordas no tuvieran derecho a la densidad intelectual y física.
Benavides se ha convertido, por obra y gracia de este premio, en un blanco militar del necio Alvarado, un señor al que los triunfos ajenos le producen insomnio y erupciones en la piel. Como siempre, el comentario de Alvarado es furioso pero flácido, sin humor, sin ironía, sin argumentos; fluido pero viscoso. El autor del magnífico Testamento de un hombre llegado a los 40 le está poniendo un lamentable epílogo a su interesante carrera.
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En la sección de Comentarios de la columna, en EL ESPECTADOR:
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De: Luisa Fernanda Trujillo Amaya, trujilloluisafernanda@gmail.com
Fecha: 4 de agosto de 2013 17:06
Asunto: Nota sobre voz disonante
Para: NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com
Fecha: 4 de agosto de 2013 17:06
Asunto: Nota sobre voz disonante
Para: NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com
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Nota
sobre voz disonante
Por:
Luisa Fernanda Trujillo Amaya *
En un país como Colombia escaso de crítica
literaria, el escenario del escándalo y el melodrama, tan afines a nuestra
cultura, se convierte en carnada. El lema "Colombia es pasión" impuso
el país de marca sobre el diverso en voces culturales y expresivas que nos
caracteriza y definió una idiosincrasia nacional que permeó los ámbitos
culturales. Nada pone más en riesgo la producción literaria y en especial la de
poesía que entrar en valoraciones desde la ausencia y dejar como escenario el
vacío que se observa con avidez de sangre. Me refiero a la polémica suscitada
por la publicación de un artículo de Umberto Cobo en el blog “Diatribas” sobre
el premio otorgado por el Ministerio de Cultura al poeta Horacio Benavides
titulado “Un premio para las pulgas y los piojos” que ha causado indignación en
algunos de quienes hoy ostentan desde un mismo pedestal las banderas del
liderazgo cultural, y encausan las rutas de las nuevas letras nacionales hacia
un peligroso abismo: el de la frivolidad y el reconocimiento social utilizando
como medio la literatura.
Tanto la permisividad como los calificativos
peyorativos en lo que al campo de las letras se refiere, lleva de la mano del
engaño a un público pocas veces lector, casi nunca lector crítico, a optar por
alguno de los dos bandos como si se tratara de la final de uno más de los
partidos de fútbol que durante el año mantiene en sus fanáticos la adrenalina a
punto de ebullición. Una herencia más del otrora bipartidismo oficial y de la
radicalización de quienes se enorgullecen de hacer alianzas basadas en el
principio de “quien no está conmigo está contra mí” que tanto daño le ha hecho
al país, que conlleva el castigo social, por lo tanto moral, y margina y
excluye de programaciones culturales, premios y antologías, a quienes no posan
en sus posiciones o se niegan a servir de alimento para la base de su
dicotomía. Y lo fundamental, como diría un ex aspirante a presidente de la
república asesinado en Colombia, lejos de la cancha. Lo fundamental en este
escenario es la ausencia. La ausencia de crítica en la crítica, la ausencia de
ideología en las ideas, la ausencia de oficio en los escritos, la ausencia de
significado en las palabras, la ausencia de argumento en los actores, la
ausencia de visión en los observadores, la ausencia de voz en los hablantes, la
ausencia de poesía en la poesía.
En este país poblado por ausencias, lo fundamental
no tiene espacio ni siquiera en el gallinero de este teatro. Ante la ausencia
el espacio vacío, o mejor, vaciado de significación, se convierte en baluarte
para nuevas generaciones que, en la explicable ansiedad que produce la sed y el
hambre de cultura, despierta el activismo por una nueva reconquista de
escenarios, pero alejada de la memoria y la reflexión, porque la memoria duele
y el dolor no se lleva bien con el afán actoral, y porque la reflexión nos
confronta en el espejo y nos lleva a tener que escuchar las voces de otras
orillas, así éstas vociferen, porque ante la ausencia y el vacío, la única
posibilidad de ser escuchado es el grito y el aullido.
Algo queda luego de quitar epítetos al escrito de
Umberto Cobo. Nada queda de desviar la mirada de la palabra disonante, de
ignorar el quejido que nos llega de otra arista, de convertirlo en
justificación para la omisión en vez de hacerlo causa de parada en el camino de
la reflexión.
Bogotá,
agosto 04 de 2013
* Poeta y ensayista. Comunicadora Social
de la Universidad Externado de Colombia.
* NTC ... Nota: Reproducido en: LAS 2 ORILLAS, http://www.las2orillas.co/un-premio-para-laspulgas-y-los-piojos/ Por: Harold Alvarado Tenorio , 4 de agosto de 2013 a la(s) 14:23.
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Día del h.p.
Jotamario
Arbeláez
Entiendo que no se debe agredir a
nadie, y menos ahora que las Farc han prometido no volver a hacerlo, ni de obra
ni de palabra, una vez se les concedan sus tres deseos. Pero no me aguanto las
ganas de trasmitir el mensaje que me envía desde Alemania el amigo español don
Ricardo Bada, y que circula ampliamente por la telaraña virtual. Divulga que la
revista Barcelona propuso hace 3 años que todos los 2 de agosto se celebrara en
Argentina el “Día del Hijo de Puta”, en referencia a la fecha de cumpleaños de
Rafael Videla, funesto exdictador por entonces sometido a juicio por crímenes de
lesa humanidad. Entre muchos prospectos, éste resultó el emblemático. Nadie
duda del señorío de Ricardo Bada, incluso en el mensaje se aclara que proviene
de un León Gil.Y quien propone que algo similar se haga en Colombia, donde
habría candidatos en profusión.
Pero
a temas más amables pasemos, sin salirnos del hilo. Hace un mes largo -y de
esto apenas si dieron cuenta los medios, con gran despliegue NTC … -, durante el Festival Mundial Noches
de Poesía celebrado en Curtea de Arges, Rumanía, que convoca poetas del mundo
entero, la colombiana Luz Mary Giraldo, hostigada durante más de 15 años por la
justicia y por un instigador perverso, por haber presuntamente copiado unos
párrafos críticos a una de sus discípulas en una conferencia sobre un poeta en
el que ella es experta, por lo que pensaban quitarle la casa y encarcelar por dos
años, recibió el honroso Gran Premio Internacional de Poesía “por su obra
poética y trayectoria intelectual”. Quienes siempre admiramos y defendimos la
prestancia de la injustamente acribillada escritora, nos sentimos honrados con
ella y como ella por esta presea que significa una reparación universal a la
tortura sufrida por tantos años, nada menos que desde el país que, con Irlanda,
ha dado los escritores más significativos de los últimos tiempos. Baste con citar
a Ionesco, Tzara, Mircea Eliade, Eminescu, Vintila Horia, Elie Wiesel y Emile
Cioran. Garrotazo en la nuca al seudo escritor y sesudo verdugo que se ha
pasado años elevando memoriales para clavarla.
El
poeta de origen caucano residente en Cali, Horacio Benavidez, de quien en
Caracas preparó su antología el poeta Hernández d’Jesús y la publicó Monte
Ávila, acaba de merecer el Premio Nacional de
Poesía Mincultura 2013 con La serena hierba. Eso bastó para que
nuestro innombrable zoilo de marras, enfermo no sólo mental y que esparce los
virus de su vileza en párrafos contra todo lo que se mueva hacia el éxito, la
emprendiera contra el tímido ganador del trofeo, por indígena, y contra la
ministra de cultura haciendo chacota de su contextura física, y contra los tres
jurados, Piedad Bonnett, Ramón Cote y Rómulo Bustos. Se ha denunciado que su
rabia obedece a que concursó con el mediocre opúsculo De los goces del puerco, que no sólo no quedó entre los finalistas
sino en el penúltimo puesto. Luego de haber vilipendiado en vida a María
Mercedes Carranza, de quien asevera que su muerte no fue aclarada plenamente,
como si se tratara de un crimen pasional o político, la tomó contra la Bonnett,
a quien ultrajó burlándose del doloroso suicidio de su hijo, y contra Cote
Baraibar con chismes indecibles, quienes por haber sufrido las puyas de su falta
de estilo lo identificarían al rompe. Creyó que por haber cubierto
de zalemas a Bustos iba a tener chico, pero en esta oportunidad también lo
perdió.
Si implantamos el modelo argentino, y
conseguimos la fecha de nacimiento de este milagroso de Buga, tendríamos un
candidato de lujo para el Día del h. p.. Pero sería una distinción que tampoco
podría obtener. Porque cualquier jurado donde no figurara Antonio Caballero,
Fernando Vallejo o Eduardo Escobar, lo declararía fuera de concurso.
jmarioster@gmail.com
---------- Mensaje recibido ----------
De: ARMANDO ROMERO ( 1 )
Fecha: Cincinnati (USA) , 14 de agosto de 2013, 01:59
Asunto: Polémica, Premio Nacional a Horacio Benavides
Amigos de NTC …
A pesar del terror que le tengo a los medios culturales colombianos, especialmente los que andan salpicados de crítica y poesía al mismo tiempo, me arriesgo a decir algunas palabras sobre la polémica que ha suscitado el Premio Nacional a Horacio Benavides. Y compartirlas con los lectores de NTC …, que, como en muchas otros temas y oportunidades, ha hecho seguimiento y compilación sobre ella ( 1, 2, 3 …).
Creo que se hace necesario deslindar varias cosas en este caso. Una, la obra en sí de Benavides y otra la pelea en el “campo literario” colombiano, y ya dentro de la obra de Benavides no tanto las bondades estéticas de su obra, que mucho las tiene, sino la dirección que este tipo de poesía establece dentro de los contextos nacionales e internacionales. Es obvio que la agria discusión por el predominio del “campo literario” no es privativa de los colombianos. Ya desde Quevedo, Góngora y demás, ella misma se daba en poemas satíricos, burlescos y otras injurias casi dignas de nuestro tiempo.
Sin embargo una reflexión amplia nos permite ver que en esta polémica que ahora nos ocupa, hay cosas de parte y parte muy claras, y que se deberían ver directamente, sin tapujos, pero también respetando la dignidad personal. Es lastimoso que nuestro país se continúe alimentando de odios como si fueran coles de Bruselas, llenos de capas verdes y un olor muy fuerte. Creo que esto se debe a que no hemos logrado vivir individualmente. El peor momento del surrealismo es cuando deviene un grupo cerrado, y en nuestro caso el nadaísmo es ejemplo de esto. Las agrupaciones estéticas durante el siglo XX (Los Nuevos, Piedracielismo, Cuadernícolas, Mito, Nadaísmo, Generación sin nombre, etc.), pasan a ser agrupaciones con intereses político-literarios y esto, creo, se debe a que en la configuración de nuestro país hay una estructura viral mafiosa, la cual infecta todo lo que toca. Hoy en día no detectamos grupos como éstos pero eso no quiere decir que no existan sin nombre determinado. Lástima, porque mientras no nos sacudamos de este virus no se podrá ver nada con profundidad y sabiduría.
Ahora bien, la pregunta que me parece importante al ver la obra de Benavides y de muchos otros poetas colombianos, es ¿por qué la dirección actual de la poesía colombiana es tan conservadora? Aclaro, para mí el concepto conservador no es negativo, nunca lo ha sido y en especial si de arte se trata, pero esto no responde a esta pregunta. No pensemos en la supervivencia de las vanguardias del siglo XX porque esto sería inútil. Las vanguardias cumplieron con su labor, desempaquetaron todas sus imágenes que ahora son pasto de las agencias de publicidad, y hasta el término “surreal” hoy se usa en los Estados Unidos para decir que una cosa está fuera de lo común. El pobre Breton no debe estar muy contento en su catatumba. Dalí tenía razón: el surrealismo era tan efervescente como el Alka-Seltzer.
Vista desde un ángulo general la poesía que hoy leemos en Colombia, a manos de los poetas jóvenes y no tan jóvenes es altamente conservadora, tanto así que es manifestación del reinado de Aurelio Arturo como el gran poeta nacional. Esta tendencia conservadora, que vio su génesis a comienzos de la década del 70, como reacción al coloquialismo y a la poesía de circunstancias, se asentó en nuestro país marcando una dirección que hoy bien siguen los poetas más jóvenes. La búsqueda del poema corto, no conversacional; el manejo del verso y la imagen que prescinde del salto metafórico; la explotación de los sentimientos; la claridad versus la oscuridad; el distanciamiento del humor; la palabra como significado y no como significante; musicalidad de tonos bajos, monocordes; respeto a la sintaxis y abominación del hipérbaton; uso de ciertas formas tradicionales como el soneto; búsqueda de lo natural; predominio del yo poético no como activante sino como recipiendario de la poesía. En fin, una poesía que ve en José Manuel Arango su momento más alto a finales del siglo XX. Cero experimentaciones, elogio a la tradición.
Vuelvo a repetir, nada de esto me parece reprobable o indigesto. Muy por lo contrario, hay poetas dentro de este marco de alta calidad. Sin embargo, vuelve ahora la pregunta ¿por qué? Los poetas argentinos, uruguayos, chilenos, peruanos, y muchos de los mexicanos, no ven las cosas desde este ángulo tan conservador. Su búsqueda de altas sonoridades a través del lenguaje, llámese neo-barroco, neo-barroso, o simplemente poesía acorde con búsquedas sintácticas e incluso visuales, incorporan elementos propios de las vanguardias con aquellos que nos lega la tradición. Estos poetas se mueven con mayor soltura dentro del plano de sus búsquedas. No son tan complacientes con el poema tradicional como gran parte de los colombianos.
Una respuesta histórica nos daría como resultado que en definitiva no tuvimos un poeta o movimiento de vanguardia propiamente dicho en Colombia durante el siglo XX, a diferencia de estos otros países latinoamericanos; que la tradición conservadora que se establece en el país desde la Colonia y después de la Independencia, impide toda voluntad de cambio. Incluso en prosa somos conservadores si pensamos en García Márquez y sus débiles seguidores actuales. Pero también podríamos argüir que este conservadurismo es producto de nuestra repugnancia por la violencia que vive el país desde hace tanto tiempo, y que a la vez nos sirve como amparo contra nuestra propia y personal violencia. Es decir, que nos defendemos de nosotros mismos, del malestar inmenso que nos produce el ser que se nos presenta como colombianos, el cual no podemos cambiar sin caer en la violencia, aunque sabemos que su bonhomía está allí, en ese rostro campesino, citadino, reflexivo, sabio, amoroso, y a él sólo podemos acceder por la poesía. No estamos libres de la necesidad de ver y buscar otra Colombia.
No pretendo tener verdad alguna, imposible. Algunos dirán que no vivo en Colombia desde hace una eternidad. A ellos puedo responder que a pesar de mis años fuera del país no ha pasado un día en que no esté allá espiritualmente. Así lo atestiguan mis libros y ensayos. Por eso mi preocupación está dirigida a la urgencia de elevar el diálogo sobre nuestra poesía más allá de los odios personales y las rencillas en busca de “poder” literario. ¿Será esto posible? La obra de Benavides merece todo el respeto del país, pero ese respeto debe sembrarse en verla como poesía, en criticarla como poesía.
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