lunes, 14 de enero de 2013

Reduccionismos. Por German Patiño. El País, Cali, Enero 14, 2013. "Visiones de Cali".

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Por Germán Patiño
NTC ... Compilación (20 páginas)
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Reduccionismos
Al Margen. Por German Patiño
German Patiño
Uno esperaría que si los investigadores de la Universidad del Valle se ocupan del desarrollo de las artes en Cali durante el Siglo XX, el resultado será un panorama equilibrado, exhaustivo y crítico, en otras palabras, una indagación a fondo sobre aquello por lo que se pregunta.

Nadie espera, por ejemplo, que el estudio de la historia del movimiento teatral en Cali termine limitado a una obra propagandística sobre la trayectoria del Teatro Experimental de Cali (TEC), y menos en una pieza laudatoria de la vida y obra de Enrique Buenaventura. Así se trate de una personalidad notable en su campo, la interpretación histórica que cae en el ‘culto a la personalidad’ es más propia de las historias tradicionales decimonónicas o de los textos de propaganda stalinista.

Lo mismo sucede cuando se reduce la trayectoria de esa vanguardia artística agrupada en el grupo ‘El Taller’, al que pertenecieron Hernando y Lucy Tejada, Jan Barstelman, María Thereza Negreiros, Tiberio Vanegas y Alberto Gutiérrez, un colectivo que es fundamental para comprender el acceso de Cali a las expresiones del arte moderno, a lo hecho por Lucy Tejada, con todo y lo meritorio que pueda ser. Tampoco se puede explicar el surgimiento y desarrollo de La Tertulia sin las ejecutorias de esa vanguardia artística.

Igual pasa cuando se investiga sobre las publicaciones periódicas de carácter literario y artístico. Allí hay olvidos de carácter lamentable. Por ejemplo, se desconoce la labor de la revista ‘Metáfora’, que fue la única en el conjunto de las analizadas que obtuvo una beca nacional de Colcultura y se pasa por alto a ‘Cespedecia’, la revista del Inciva, de gran valor, en especial cuando estuvo bajo la dirección de Víctor Manuel Patiño. También, aunque no comparta la forma de escribir historia de los miembros de la Academia de Historia del Valle, no se puede omitir el estudio del Boletín de Historia y Antigüedades, sobre todo en su primer período, cuando publicaban en él autores como Gustavo Arboleda, el padre Zawadski, Demetrio García y Diógenes Piedrahita. Y resulta el colmo que no haya una sola mención a ‘La Palabra’, de la propia Universidad del Valle.

Así estos temas quedan pendientes para nuevos investigadores, también llaman la atención sobre los directores de colectáneas para que sean más rigurosos a la hora de aprobar los textos que se van a publicar. Me pregunto: ¿Fueron sometidos, cada uno de los ensayos enviados, a la lectura de al menos dos investigadores independientes, antes de ser publicados?

Pese a ello, pone el foco sobre asuntos que deben ser mejor tratados por la academia y aviva la discusión sobre otros que siempre han estado en controversia. Por ejemplo: ¿Es la creación colectiva un método progresivo en la historia del teatro, o se trata de una regresión frente a la dramaturgia de autor que ha hecho invaluables aportes al teatro universal? ¿Aceptar la idea leninista de que el arte debe ser “rueda y tornillo de la revolución”, no implica un atropello contra la libertad de expresión y contra el propio arte?

¿Cuál es la idea de cultura que se encuentra en las investigaciones sobre historia de la cultura? O mejor, ¿cuáles son los elementos esenciales de la cultura que deben ser objeto de cuidadosa indagación?

Y más aún, ¿cuál es la relación entre economía, política y cultura? ¿Y cómo ha sido esa relación en el desarrollo de Cali?
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COLUMNAS ANTERIORES.

Lecturas de Navidad

Por Germán Patiño.
German Patiño

Recibí, como un buen regalo de Navidad, la colección Historia de Cali-siglo XX’, editada por la Universidad del Valle y bajo la responsabilidad de Gilberto Loaiza, como director del proyecto. Una obra en tres volúmenes impecablemente editados por el Programa Editorial de la Facultad de Humanidades.

Sin duda un aporte más a la comprensión de nuestra historia regional y local, en un esfuerzo que ya es tradición de la más importante de nuestras universidades. Recuerdo que se inició con la publicación de la ‘Historia de Cali en la Colonia’, también en tres volúmenes, a cargo del historiador Gustavo Arboleda, siendo rector don Mario Carvajal. Esa obra pionera, que puede considerarse un buen resumen de las actas capitulares existentes en el Archivo Histórico de Cali, causó amplio impacto y aún es texto de referencia para quienes quieran conocer el pasado varias veces centenario de Cali.

Luego, hacia 1983, la Universidad del Valle y el banco Popular publicaron en cuatro volúmenes la obra ‘Sociedad y Economía en el Valle del Cauca’, con aportes notables de Germán Colmenares, Zamira Díaz, José Escorcia y Iosé Manuel Rojas. Esta colectánea, que fue considerada como un modelo de historiaregional en el país, rompe definitivamente con los modelos decimonónicos de las historias patria elaboradas por las Academias de Historia, y abre nuevos horizontes para las sucesivas generaciones de historiadores profesionales. Desde entonces la historia del Valle y de Cali es otra cosa, no está al servicio de los líderes políticos de turno, ni de banderías partidistas y mucho menos de grupos sociales privilegiados.

Posteriormente, con motivo de los 450 años de la fundación de Cali, se publicó un tomo conmemoratorio con notables aportes de académicos de la universidad del Valle, en el que causó fuerte impacto el ensayo de José Antonio Ocampo sobre las causas del desarrollo de Cali y el Valle a comienzos del siglo XX, relacionadas con la producción y exportación de café, la construcción del ferrocarril del Pacífico y la apertura del canal de Panamá. La tesis central de aquel ensayo todavía sigue siendo un paradigma, que es reiterado por varios de los autores de la colectánea que comento, sobre todo en su tomo I.

También publicó la Universidad, en el 2001 el notable trabajo de Edgar Vásquez Benitez titulado ‘Historia de Cali en el siglo XX’, que se ha convertido en fuente de obligada consulta para las nuevas generaciones, y quien trae un nuevo ensayo en el tomo III de la obra colectiva que ahora se nos entrega.

Apenas he leído el primer tomo y todavía es temprano para decir si este nuevo esfuerzo está a la altura de sus relevantes antecedentes. Pero deja un buen sabor de boca, con muy destacados textos de Jacques Aprile, Fernando Urrea, Carlos Mejía y Benjamín Barney Caldas. Ellos superan las limitaciones de la ‘prosa académica’ que es especialmente árida y nos hacen entender que la historia es interpretación y no mera descripción o narración de hechos que se suponen ‘destacados’.

Creo que la lectura de los tres tomos de esta colectánea será una buena ocupación en navidad y cabo de año. Se la recomiendo a mis lectores, con los mejores deseos de una muy feliz Navidad.
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De la historia de Cali

Por Germán Patiño.

EL PAIS .com Enero 06 de 2013 - 23:42. http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/german-patino/historia-cali. Impreso, Ene 7. 

No sin esfuerzo, pude terminar los tres tomos de la Historia de Cali en el siglo XX’, publicados por la Universidad del Valle y a cargo de la facultad de Humanidades * .

Digo no sin esfuerzo, porque luego de la esperanza que me despertó la lectura del primer volumen, sufrí fuerte desilusión en el segundo y casi pena en el tercero, aunque su remate sea un muy buen ensayo de Luis Carlos Castillo.

Comprendo que una obra de estos alcances, con tan gran cantidad de colaboradores, tenga el pecado de la desigualdad, tanto en la calidad de la investigación como en la prosa. Pero me parece inaceptable que los autores del segundo tomo, que trata del jugoso tema de la política, se hayan casi que limitado al análisis de la mecánica electoral, desconociendo todo el trasfondo económico de las diversas posiciones políticas, lo mismo que los respectivos conflictos de intereses. Ya esto lo anotó Óscar López con toda razón.

Pero, sobre todo, porque nos quedaron debiendo una buena investigación y exposición de los hechos del período de la violencia liberal-conservadora, y el papel en ella de algunas instituciones del Estado como el tristemente célebre SIC. Sabemos, por aproximaciones previas, que aquel fue un período decisivo, tanto en la conformación política de los municipios vallecaucanos, como en el desarrollo y crecimiento de Cali. También que se modificó el mapa de la propiedad rural y se generaron algunas fortunas ligadas al poder hacendatario. Sigue siendo un tema pendiente de la academia universitaria.

También recibí con sorpresa los análisis realizados con motivo de la creación del departamento del Valle y el papel de Cali en aquellos acontecimientos. Los autores que mencionan el asunto se olvidaron, o no conocen una cuestión fundamental: las reformas al régimen departamental, iniciadas por Rafael Reyes tenían como propósito principal debilitar al Cauca y a Bolívar, las dos enormes regiones que le hacían contrapeso a Santafé de Bogotá desde la época colonial, sin lo cual el país no podía ser centralizado alrededor de la capital de la república. Las elites bogotanas aprovecharon hábilmente los sentimientos de autonomía provincial existentes en los dos grandes departamentos.

Tampoco encontré interpretación de la postura política de la dirigencia caleña y vallecaucana en coyunturas claves como la separación de Panamá -mentada por Jacques Aprile en el tomo 1-, la propia violencia liberal-conservadora, el desmonte del Ferrocarril del Pacífico, la captura clientelista de instituciones esenciales como Empresas Municipales de Cali, la usurpación de propiedades públicas por parte de constructores privados o el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Más cerca, la ‘apertura económica’ de César Gaviria.

El tomo 3, con ya dicha excepción del ensayo de Luis Carlos Castillo, duele por el sesgo ideológico de los autores, empeñados en glorificar a los militantes y amigos del Partido Comunista en Cali en casi todos los aspectos de la cultura. De allí que omita la historia literaria de la ciudad, en la que poco hay que decir de aquellos ‘compañeros de viaje’.

No es el caso de Castillo, ni de María Victoria Casas o Manuel Sevillano, aunque ellos saben que tienen una deuda con la historia de la música popular en la ciudad.

En fin, un esfuerzo intelectual que está por debajo de los precedentes sentados por la propia Universidad del Valle.
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