Publican y difunden
NTC … Nos Topamos Con …

http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
NTC ... INVITACIÓN
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HOY, martes, 25 de noviembre, 2014, (Y mañana), Cali, 7:00 pm
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Eustaquio Palacios, Jorge Isaacs, Margarita Gamboa, Enrique Buenaventura, Mariela del Nilo, Gustavo Alvarez Gardeazábal, Julio César Londoño y Andrés Caicedo
Fachada Biblio Deptal durante los meses de Agosto, Septiembre y Octubre de 2007
Fachada Biblio Deptal durante los meses de Agosto, Septiembre y Octubre de 2007
María y El alférez real
Intervención de los originales
Por Julio César Londoño
Presentación del trabajo en formato digital
Se buscó agilizar la narración respetando al máximo los estilos de sus autores
No se trata de resúmenes ni de adaptaciones modernas
La Secretaría de Cultura Municipal de Cali gestó y patrocinó el proyecto
Lugar: Museo Religioso, carrera 4 # 6 - 56 (frente a la Iglesia de la Merced). Entrada libre
El 26 de noviembre en la Biblioteca del Centenario a la misma hora
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TEXTOS en la
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FUENTES, otros eventos, información, enlaces, ...
(
+ que una agenda
)
y
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DESARROLLO DEL EVENTO
NTC ... CUBRIMENTO
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Jorge Issacs. MARÍA
Texto intervenido por Julio César Londoño
CARÁTULA del libro digital
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Leonardo Medina Patiño * (Alcaldía de Cali), presenta el evento
* Asesor Jurídico Despacho- Secretaría de Cultura y Turismo de Cali - Alcaldía -
http://ntc
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Julio César Londoño * expone detalles del trabajo
* http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_11_12_archive.html
* http://ntc
VIDEOS:
No. 1:
No. 1:
.
No. 2:
http://youtu.be/PUGMb4aYaJk
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......
"Un trabajo difícil, les digo" JCL
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"Cómo te atreviste", parece decirle, asombrado, el niño
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Carlos Gerardo Orjuela colabora con la lectura de los capítulos 3 y 4, intervenidos.
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FOTOGRAFÍAS ( 60 )
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Fotografías y grabaciones: María Isabel Casas
R. , http://ntcblog.blogspot.com/2010_05_31_archive.html
,
de NTC
… , Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali,
Colombia.
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Esteban
Carlos Mejía, estebancarlosmejia@gmail.com
¿Y
entonces? ¿Por qué la leo con innegable placer? Porque María, aun con su ampulosa adjetivación decimonónica, resuena en mí
con un eco potente e irremediable. A lo mejor sea “el dulce contagio sensitivo,
el gran consuelo de llorar”, como dijo Alfonso Reyes
“Las cosas quedan”, insinúa con
resignación una olvidada jaculatoria taoísta. Así pasan los años, los lustros,
las décadas, los siglos, y las novelas quedan. Fíjense, si acaso dudan, en María,
de Jorge Isaacs. Publicados hace 147 años, en 1867, cuando su autor tenía
treinta años de edad, los amores de Efraín y María (el idilio sin sexo más
largo y lánguido y patético de la literatura colombiana) no hacen llorar a casi
nadie hoy en día aunque sí se dejan leer no sin curiosidad, deseo y cierta
modorra posmoderna.
Efraín ama a María, su prima segunda, desde niños, un cariño que después escapa a los riesgos de la carne, el mundo y el demonio gracias a una virtud ya infrecuente: la continencia. Efraín y María se rozan la manos, se miran a los ojos con fervor, intercambian cadejos y azucenas, se espantan con un ave negra que, ominosa, aletea sobre sus destinos, todo entre paisajes, cacerías de tigres, ordeños, esclavos y ranchos campesinos, pobres pero limpios: un inconcebible semifeudalismo pastoril, idealizado a porrillo por el romanticismo de Isaacs. Lo erótico es velado, ¡veladísimo!, casi inexistente, la verdad sea dicha: un beso entre los enamorados, que uno anhela sin pausa desde el principio de la novela, ocurre, ¡al fin!, en la página 343 en un libro de 405 páginas, según la edición de Planeta, colección Grandes Éxitos, febrero de 2013: “Sobre el altar irradiaban su resplandor amarillento dos luces: María, sentada en la alfombra, sobre la cual resaltaba el blanco de su ropaje, dio un débil grito al sentirme, volviendo a dejar caer la cabeza destrenzada sobre el asiento en que la tenía reclinada cuando entré. Ocultándome así el rostro, alzó la mano derecha para que yo la tomase: medio arrodillado, la bañé en lágrimas y la cubrí de caricias; mas al ponerme en pie, como temerosa de que me alejase ya, se levantó de súbito para asirse sollozante a mi cuello. Mi corazón había guardado para aquel momento casi todas sus lágrimas. Mis labios descansaron sobre su frente... María, sacudiéndo estremecida la cabeza, hizo ondular los bucles de su cabellera, y escondiendo en mi pecho su faz, extendió uno de los brazos para señalarme el altar”. Too much for me, adicto a los besos a lo Henry Miller o a lo Cabrera Infante, los dioses propicien mi lascivia.
¿Y entonces? ¿Por qué la leo con innegable placer? Porque María, aun con su ampulosa adjetivación decimonónica, resuena en mí con un eco potente e irremediable. A lo mejor sea “el dulce contagio sensitivo, el gran consuelo de llorar”, como dijo Alfonso Reyes, el prolífico pensador mexicano. María de mis lágrimas: ¡no nos desampares!
* Body copy:
Efraín ama a María, su prima segunda, desde niños, un cariño que después escapa a los riesgos de la carne, el mundo y el demonio gracias a una virtud ya infrecuente: la continencia. Efraín y María se rozan la manos, se miran a los ojos con fervor, intercambian cadejos y azucenas, se espantan con un ave negra que, ominosa, aletea sobre sus destinos, todo entre paisajes, cacerías de tigres, ordeños, esclavos y ranchos campesinos, pobres pero limpios: un inconcebible semifeudalismo pastoril, idealizado a porrillo por el romanticismo de Isaacs. Lo erótico es velado, ¡veladísimo!, casi inexistente, la verdad sea dicha: un beso entre los enamorados, que uno anhela sin pausa desde el principio de la novela, ocurre, ¡al fin!, en la página 343 en un libro de 405 páginas, según la edición de Planeta, colección Grandes Éxitos, febrero de 2013: “Sobre el altar irradiaban su resplandor amarillento dos luces: María, sentada en la alfombra, sobre la cual resaltaba el blanco de su ropaje, dio un débil grito al sentirme, volviendo a dejar caer la cabeza destrenzada sobre el asiento en que la tenía reclinada cuando entré. Ocultándome así el rostro, alzó la mano derecha para que yo la tomase: medio arrodillado, la bañé en lágrimas y la cubrí de caricias; mas al ponerme en pie, como temerosa de que me alejase ya, se levantó de súbito para asirse sollozante a mi cuello. Mi corazón había guardado para aquel momento casi todas sus lágrimas. Mis labios descansaron sobre su frente... María, sacudiéndo estremecida la cabeza, hizo ondular los bucles de su cabellera, y escondiendo en mi pecho su faz, extendió uno de los brazos para señalarme el altar”. Too much for me, adicto a los besos a lo Henry Miller o a lo Cabrera Infante, los dioses propicien mi lascivia.
¿Y entonces? ¿Por qué la leo con innegable placer? Porque María, aun con su ampulosa adjetivación decimonónica, resuena en mí con un eco potente e irremediable. A lo mejor sea “el dulce contagio sensitivo, el gran consuelo de llorar”, como dijo Alfonso Reyes, el prolífico pensador mexicano. María de mis lágrimas: ¡no nos desampares!
* Body copy:
“-¿Por qué se han demorado tanto?
-Por dejar concluidos algunos negocios que no podían arreglarse desde aquí. ¿Qué has hecho en estos días?
-Desear que pasaran.
-¿Nada más?
-Coser y pensar mucho.
-¿En qué?
-En muchas cosas que se piensan y no se dicen.
-¿Ni a mí?
-A ti menos.
-Está bien.
-Porque tú las sabes”.
-Por dejar concluidos algunos negocios que no podían arreglarse desde aquí. ¿Qué has hecho en estos días?
-Desear que pasaran.
-¿Nada más?
-Coser y pensar mucho.
-¿En qué?
-En muchas cosas que se piensan y no se dicen.
-¿Ni a mí?
-A ti menos.
-Está bien.
-Porque tú las sabes”.
Jorge Isaacs, María,
1867.
Los huesos de
Isaacs y los papeles de Gabo
Héctor Abad
Faciolince

El Espectador, 30 NOV 2014
Hace más de un siglo —cuenta el historiador Malcolm Deas—
una comisión del Gobierno trasladó los restos de Jorge Isaacs de Ibagué, donde yacían huérfanos y sin mármol, a Medellín,
donde fueron sepultados con todos los honores, bajo un gran monumento, en el
cementerio de San Pedro.
Los
detalles del viaje de los huesos, los mechones arrancados de la calavera como
reliquia, los discursos ante la urna funeraria, los carros alegóricos... todo
parece un cuento surrealista que no les cuento aquí porque el profesor Deas
publicará un ensayo con los detalles. Lo que quiero destacar es que Isaacs
había nacido en el Valle del Cauca, y por eso los antioqueños se vieron casi obligados a
disculparse por sepultar a Isaacs donde él quería y no en su tierra natal.
Esta sepultura “en tierra extraña” viene a cuento por la
absurda polémica que han armado un puñado de periodistas patrioteros que
parecieran no tener otro oficio que montar peloteras incluso por algo que
debería considerarse una buena noticia: que buena parte de los papeles,
manuscritos, fotos, y correspondencia de García Márquez reposarán en una de las
instituciones más respetadas y responsables del planeta como depósito de
documentos de grandes escritores del mundo entero, y en especial de América
Latina. No existe mejor sitio que el Centro Ransom de la Universidad de Texas
(donde hay documentos de Hemingway, Borges, Faulkner y Coetzee) para tener bien
guardados, exhibidos y cuidados los papeles de un escritor.
Las críticas han sido de dos tipos: la primera es
francamente mamerta, y dice que la familia no debería vender nada de los
borradores y manuscritos de Gabo, sino donarlos a su tierra natal. ¿Como por
qué? ¿Quién ha dicho que los escritores y sus familias tienen que hacer votos
de pobreza como si fueran santos o monjes de una secta franciscana? Ya es un
milagro que un hombre pueblerino haya podido salir de la pobreza —y hasta
llegar a ser rico— sin explotar a nadie y con la sola fuerza de su pluma y su
imaginación. Pedirles que regalen sus borradores sería como exigirles a los
herederos de Picasso que donen sus bocetos. Si lo quieren hacer, muy bien, pero
no veo nada criticable en vender los papeles a una institución seria que,
además, los pondrá a disposición del mundo entero digitalizándolos. Estos
puritanos de la plata se escandalizan por lo más natural: que uno no está
obligado a regalar su trabajo.
El segundo tipo de crítica, provinciana y miope, ha sido
que el gobierno colombiano no quiso participar en una supuesta subasta por
obtener para-la-patria los papeles de Gabo. Primero que todo, la tal subasta no
existió. Como ha declarado Rodrigo García, el hijo de Gabo, gran cineasta que
vive en Estados Unidos, la familia escogió el sitio que le pareció mejor. Así
la Biblioteca Nacional estuviera dispuesta a acoger estos documentos, a la
familia le pareció que Austin era un destino más adecuado. Si extremáramos el
patrioterismo barato, habría que exigir que todo fuera a dar a la biblioteca
pública de Aracataca.
La bobada localista parece no darse cuenta, primero, que
la literatura —y sobre todo la obra de un escritor genial— es universal, y es
maravilloso que se valore, aprecie y conserve en cualquier parte del mundo, y
más donde haya las mejores condiciones para preservarla. Si queremos que se
quede aquí el legado de los escritores, los músicos o los artistas locales,
tendríamos que empezar por crear instituciones (públicas y privadas) con la
capacidad técnica y financiera para poder adquirir y saber cuidar estos
documentos.
Lo único que rescato de este alboroto es que hemos
progresado un poco. Hace un siglo las regiones luchaban por los huesos de Isaacs. Al menos ahora no
estamos peleando por el fetiche de las cenizas de García Márquez. Ojalá hace un siglo hubiera existido un
Centro Ransom, aquí o en cualquier parte del mundo, que hubiera acogido y protegido
en una urna, no los huesos, sino los papeles de Isaacs.
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"María" y "El alferez real". Sobre sus "adaptacio
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Por Julio Cesar Londoño
EL PAÍS, Cali, Diciembre 4, 2014, http://www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/vivian-jaramillo/maria-y-alferez-real
Por iniciativa de la Alcaldía de Cali y con la coordinación de la Secretaría de Cultura y Turismo, adapté los textos de María y El alférez realpara lectores jóvenes. El que piense que me dio nervios meterle la mano a una obra escrita por Jorge Isaacs, está en lo cierto. Las manos me temblaron como “leves briznas al viento y el azar”. El que piense que inventé un pecado nuevo modificando ligeramente estos clásicos, está equivocado. Las adaptaciones son un “pecado” viejísimo y nada original. Los clásicos han sido intervenidos para hacerlos más asequibles a lectores jóvenes, o impacientes, o refractarios a la lectura, desde mucho antes de la invención de la panela.
Como bien dice Rodrigo Guerrero en la página de presentación de estas versiones, “la tradición de publicar adaptaciones juveniles de los clásicos data del Siglo XVIII. Y ha sido gracias a ellas que muchas generaciones han conocido la Divina comedia, el Quijote, El viejo y el mar, Los viajes de Gulliver, La isla del tesoro, Platero y yo o Cien años de soledad, entre muchas otras obras literarias.
“Por los Caminos de Swan, circula en formato de cómic, lo mismo que Moby Dick, Gargantúa y Pantagruel, el Cid Campeador, Los miserables,etc.
“Michín, El gato bandido, La pobre viejecita, El renacuajo paseador y Simón el bobito son versiones muy libres de Rafael Pombo de viejas tonadas infantiles estadunidenses. No hace mucho que Dylan Thomas reescribió La playa de Falesá, de Robert Louis Stevenson. Alessandro Baricco publicó su versión de la Iliada en el 2004 y la leyó para la Radio Italiana, y, que yo sepa, ningún griego se rasgó las vestiduras por ello”.
Intervenir El alférez real es menos comprometedor porque Eustaquio Palacios fue un pedagogo y un historiador antes que un escritor de narrativa.
Pero en ambos casos -María y Alférez- el proceso de intervención de los textos fue similar: cambiar por sinónimos actuales ciertos vocablos que el tiempo ha oscurecido; agilizar la narración abreviando descripciones y eliminando repeticiones, que generan monotonía y congelan la acción; actualizar la diagramación y la puntuación a las convenciones editoriales contemporáneas; introducir “ganchos” de tensión para mantener el interés del lector, y, al tiempo, respetar al máximo el estilo de los originales. Quiero que el lector de estas adaptaciones conozca no solo los argumentos sino también que tenga un contacto muy próximo con el estilo de Isaacs y Palacios.
En muchos pasajes tuve que dominar mis impulsos, vencer la tentación de hacer que la bella Inés de Lara abandonara la idea de irse de monja; o que los narradores dejaran siquiera entrever algún malestar contra la infamia de la esclavitud; o que Efraín besara a María en los labios y no en la frígida frente; o que le pegara un balazo al ave negra.
Seguramente los puristas, algunos admiradores de El alférez y la “sociedad mariana”, se molesten por este sacrílego trabajo, aunque no es esa nuestra intención. Solo buscamos que los jóvenes conozcan estos dos romances y, de paso, se enteren de cómo eran la vida, las costumbres y el amor en esta región hace dos siglos.
Esta noche presentaré mis versiones de estas obras fundacionales de la vallecaucanidad en el Salón Oval de la Secretaría de Cultura de Cali, Calle 6 con Carrera 5 esquina, a las 7:00 pm. Los flightpage de María y El alférez estarán a disposición de los lectores en la página de la Secretaría de Cultura a partir del lunes, y próximamente en el blog NTC … y en otros portales literarios de Colombia.
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EN EL FACEBOOK de Carlos Patiño Millán
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De: Yves MONINO
Fecha: París, 5 de diciembre de 2014, 19:08
Asunto: re: GRACIAS. NTC … Filbo. CV registros. JCL intervenciones ... . 2012 ...
Asunto: re: GRACIAS. NTC … Filbo. CV registros. JCL intervenciones ... . 2012 ...
En cuanto a las "intervenciones"
en libros clásicos, me parece una idea estupenda y vanguardista que seguramente
va a provocar debates, como vemos ya con esa reacción poco amena y "poco
académica" que me mandaron y que no pude ver en Facebook pues "el
contenido ya no está disponible". ¿Censura?
Acá en Francia no tengo
conocimiento de semejantes intentos (fuera de las adaptaciones de obras
clásicas para niños y de modernizaciones de textos del XV y XVI que gran parte
de su vocabulario hace incomprensibles a los contemporáneos) y dudo que los
haya habido pues nuestros intelectuales parisinos son unos conservadores que no
permitirían cambiar siquiera una coma a los intocables del pantéon literario de
los XVII, XVIII y XIX. No irían hasta el "coman mierda", pero su
reacción de fondo sería de rechazo.
¡Despierten! Vivimos en el
2014, hundidos en la inmensa red cibernética, en los ayfons y las nintendo que
poco favorecen, por decirlo así, el uso de este extraño artefacto sin pilas,
sin teclas ni pantalla que se llamaba "libro". Por eso es muy
alentador el intento que un escritor talentoso está haciendo para acercar la
buena literatura del pasado a los jóvenes y agilizarles el esfuerzo. Me
impactaron dos cosas que me parecieron muy positivas: que Julio César no
substituyó su voz propia a la de Isaacs, sino que respetó la del maestro, y que
disminuyó las largas descripciones que en las novelas decimonónicas eran puro
ornamento. Los extractos que nos leyeron me confirman plenamente estos
planteamientos, el romanticismo lírico de María quedó intacto. ¿Y qué
aficionado lector de nuestro nuevo siglo e incluso del XX, puede afirmar sin
mentir que nunca ha saltado interminables descripciones de vestidos o de
paisajes en Balzac, en Dickens o en Guerra y Paz, para seguir con la intriga y
el movimiento de la novela? Los pintores, quizás, los grandes costureros. En fín, les deseo a
los "intervencionistas" literarios los mayores éxitos.
Un abrazo a Julio César Londoño
y otros a todos los amigos de NTC y a ustedes dos.
Yves
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"María" y "El alferez real". Sobre sus "adaptaciones, recortes y decapitaciones" hablaron en La Luciérnaga parte 2, 05-Diciembre-14. AUDIO
FRAGMENTO PERTINENTE, AUDIO.
Click en:
Click en:
https://drive.google.com/file/d/0B-ABjQmYGMXbUTQ0MVpxWGg0NDJkVGoxR243eWJRUmdsUjR3/view O copiar esta dirección en su navegador.
Dic. 05 2014
Audio | La Luciérnaga parte 2 (05-Diciembre-14) click para bajar el audio ALLI los Minutos de 10:12 a 13:06
O en:
http://podcasting.grupolatinoderadio.com/pocasting/CO/basica/notas/2539499.mp3 click para bajar el audio ALLI los Minutos de 10:12 a 13:06
Matrices:
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Homero sin cafeína
Por: William Ospina
EL ESPECTADOR .com 6 DIC 2014 - 9:00 PM. Impreso 7 DIC http://www.elespectador.com/opinion/homero-sin-cafeina-columna-531870
Tuve el privilegio de leer La Odisea cuando tenía nueve años y me pareció un excelente libro para niños.
Tenía barcos, tempestades, naufragios, hechiceras que convertían en cerdos a los marinos, diosas que corren por el viento, gigantes con un ojo en mitad de la frente, sirenas peligrosas, gente siempre en fiesta abusando de la despensa de otros y un rey convertido en mendigo en su propia casa. Con esos ingredientes es imposible un libro aburrido, y como yo lo encontré por mi cuenta en un desván, nadie me arruinó la lectura diciéndome que era una obra muy importante, o que leerlo fuera obligatorio. Me salvé también de que a alguien se le hubiera ocurrido regalarme una versión para niños, para hacerme las cosas más fáciles.
Cuando era adolescente, sentía una gran decepción si descubría que el libro que estaba leyendo no era la versión original, sino otra simplificada para que los simples pudieran entenderla. Desde entonces pienso que los jóvenes que leen por placer no sienten gratitud cuando alguien les simplifica el trabajo, porque parece decirles que no son capaces de entender lo que entienden otros.
No ignoro que la Odisea que yo leí no era la versión original de Homero, hecha para ser oída, sino una versión seguramente empobrecida por la traducción. Ya no estaba en verso sino en prosa, era apenas una versión, pero por lo menos intentaba ser una versión íntegra, y nunca me molestaron las cosas que no entendía.
“La deidad de ojos de lechuza”, “aquel varón de multiforme ingenio”, “la líquida llanura”, “las cóncavas naves”, “el vinoso ponto”, en algunos casos tardé en comprender su sentido. Pero el valor de un libro no está sólo en su familiaridad, sino también en su extrañeza, en la capacidad que tiene de llevarnos a otra realidad y a otra música del lenguaje. Por eso tiendo a rechazar el esfuerzo bien intencionado de poner los libros al alcance de los niños por el camino de adaptarlos o resumirlos, para hacerles comprender todo rápido y ayudarles a estar más cómodos en la lectura.
Hay libros, como el Mío Cid, que los cambios del idioma han vuelto casi ilegibles y que necesitan ser vertidos de nuevo a nuestra lengua. Vertidos: no simplificados. Pero un niño de historieta se quejaba de una publicidad que para decir que hasta una señora torpe podía manejar cierto producto decía: “Hasta un niño puede hacerlo”.
No es sólo la tendencia a subestimarlos, es olvidar que a menudo ciertas dificultades son las que potencian la capacidad de comprensión. El libro El desciframiento de los glifos mayas me reveló que fue la presencia de un niño de diez años en una reunión de lingüistas y arqueólogos en las ruinas de Tikal o Palenque, y las observaciones que este niño hizo sobre las estelas de los templos, lo que permitió a los expertos descubrir las claves de esa lengua.
¿Cómo saber qué es lo que nos conviene leer de un libro o lo que más va a afectarnos? No tengo interés en desprestigiar el trabajo de Arturo Pérez-Reverte, quien acaba de hacer una versión del Quijote para jóvenes lectores, ni de mi amigo Julio César Londoño, quien acaba de hacer lo propio con María y El alférez real *, ni los voy a amenazar con hacer yo una adaptación de sus libros para las nuevas generaciones, porque esos trabajos abnegados tienen un interés literario. Pero debo expresar mi incertidumbre con respecto a la bondad de sus resultados.
A mí, María me parece un libro muy legible; no sé decir lo mismo de El alférez real porque, por desgracia, no lo he leído, pero no me resignaría a leer otro Quijote que el que nos dejó Cervantes. Se piensa que un estilista puede hacer maravillas con él, pues Borges afirmó que Quevedo habría podido corregir cada página aunque no habría sido capaz de inventar una sola de ellas. Pero eso significa que el verdadero tesoro del Quijote no está en la pulcritud del tejido verbal, sino en los milagros de invención que aquí y allá florecen a pesar del aparente desorden. Yo no me resignaría a perder el sabor de estas palabras: “¡Aquí fue Troya! ¡Aquí mi desdicha, y no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias!”. ¿Será posible corregir a Cervantes sin pérdida?
Estanislao Zuleta solía burlarse diciendo que ya en la primera página de María había una profusión de llanto incontenible. “Todo el mundo llora”, decía, “llora el padre, llora la madre, lloran las hermanas, lloran los criados. ¿Es porque ha ocurrido alguna tragedia? No: ¡es porque el muchachito se va a estudiar!”. Sin embargo, Borges no soltó la novela hasta terminarla.
La conclusión sería que un gran libro lo es también por sus defectos, que es algo orgánico, con sus cumbres y sus abismos; el alto ingenio de Hamlet verso a verso, pero también la aparente fatiga de Shakespeare que no sabe cómo terminar, y acaba en una escena con todo el mundo.
Italo Calvino hizo una versión de Ariosto para lectores contemporáneos. ¿Quedará algo del Orlando Furioso vertido en prosa? ¿Quedaría algo de la Divina Comedia si Roberto Benigni, en vez de andar recitando sus cantos por las plazas de Italia, se dedicara a hacer una versión para muchachos a los que ya no les gusten los versos?
Podría pasar lo que nos pasó con cierta admirada versión de la Ilíada que hicieron los guionistas de Hollywood. Una Ilíada sin Tetis que tenía pies de plata, sin Zeus que al fruncir el ceño hace temblar los palacios, sin el carro de Iris recogiendo a Afrodita, que herida por la lanza de un mortal se está desmayando en la batalla, una Ilíada sin dioses, porque supuestamente la gente ya no cree en ellos. Muy moderna la intención, pero ya no es Aquiles: es Terminator.
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CORRECCIONES DEL CASTELLANO VIEJO AL VALLECAUCANO JOVEN
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy
Diciembre 7, 2014
En la política ocurren cosas que nos parecen
novelas surrealistas o cuentos de hadas madrinas. Ruedan por sobre mesas y
billetes las palabras como si fueran culebras venenosas o espantos de octubre.
Ahora el cuento es - como decía Marroquín - cosa
es de volverse locos.
Resulta que se están lanzando como pan caliente
dos libros aparentemente nuevos de la pluma de Julio César Londoño - que acaba
de recibir el premio Simón Bolívar de crítica periodística -, con la reforma de
las novelas madres de la literatura colombiana María del poeta y novelista
Jorge Isaacs y El alférez real de Eustaquio Palacios.
El columnista, tallerista y crítico palmirano
abordó, en efecto, la acomodación o maquillaje de estos dos libros clásicos
vallecaucanos, íconos de la literatura nacional, a la jerga o manera como la
puedan saborear sin tener que leerlos en su fuente. Les ha quitado o mutilado
las adjetivaciones innecesarias y los giros literarios ya en desuso en el
lenguaje castellano actual.
Los libros en cuestión salieron a la luz en
1867, María, y en 1886, El alférez Real. En realidad no son tan vetustos estos
libros y tan arcaico su lenguaje. Muestran la época tal como era, esa es su
gracia. No podemos concebir una pintura de Miguel Ángel como un cuadro de
Botero o de Obregón. A ningún pintor se le ocurriría ni a algún alcalde en sano
juicio encargar a alguien que modificara la obra de esos pintores a la manera y
las técnicas de un taller de hoy. Sería eso un atentado o una obra burlesca,
tal vez.
Nuestra juventud tiene hoy en la internet toda
suerte de resúmenes, de análisis de todas las obras famosas y las no tan
afortunadas, también. Vaya esfuerzo tan poco talentoso el de esgrimir el
argumento que fue una buena idea del alcalde o de una subalterna suya de donde
salió la iniciativa a la que accedió el crítico ganador que acometió la
traducción de las dos obras al castellano del tallerista Londoño para recibir
una suma y unos honores por unos libros que no son de su autoría.
Si un investigador serio o un joven estudioso
quiere beber en la fuente irá a una biblioteca a leer esos dos libros y
conocerá directamente al autor y tendrá una opinión certera sobre la obra.
Mientras que si lee la traducción de ahora quedará la duda si eso fue lo que
pasó por la mente de los autores y no conocerá jamás el rastro de la época ni
podrá hablar con propiedad del autor y su lenguaje.
Tal vez leerá unos pasajes románticos o unos
relatos del tratamiento de los patronos de la época del Alférez real que no
corresponden a la realidad. Nada será igual a lo que escribe quien estuvo cerca
de la escena del crimen o concibió los escarceos del amor de Efraín y María en El paraíso.
Mal favor hace a la literatura y a la educación
quien poner en su mano a un lector un recorte de los textos originales para
hacerlos más accesibles a su boca, como si fuera una compota para bebés o
enfermos que no pueden masticar entero. Ni quisiera Londoño que una columna
suya fuera maquillada por los jefes de redacción.
07-12-14 11:50 a.m.
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EL MUTILADOR / ARIETE
LAS OBRAS LITERARIAS SON PARA RESPETARLAS ASÍ EL AUTOR SE HAYA MUERTO.
LAS OBRAS LITERARIAS SON PARA RESPETARLAS ASÍ EL AUTOR SE HAYA MUERTO.
POR GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL
Diario ADN, Dic. 10, 2014, http://diarioadn.co/actualidad/colombia/el-mutilador-ariete-1.136096
Las obras literarias son para respetarlas así el autor se haya muerto. El que quien las haya escrito no pueda defenderse desde la tumba no le da derecho a otro escritor que nazca años después de él a reducir, disecar o mutilar la obra. Y mucho menos con el pretexto de complacer a la generación actual que todo lo quiere en los 140 caracteres del tuiter.
Pues con el patrocinio del Alcalde de Cali, esposo de una de las hijas del fundador de la editorial Carvajal, han contratado en esa ciudad al escritor de columnas, en El espectador y El país, Julio César Londoño, para que redujera las novelas ‘María’ y ‘El alférez real’ a una expresión mínima y así dizque facilitarle su lectura a la generación de la pereza, que quiere saber de todo sin leer ni aprender.
Muy grave para el alcalde Guerrero y para su tradición familiar cultural. Pero más grave para el colega mutilador que haya escrito una columna vanagloriándose de la impudicia cometida y diciéndonos a sus lectores, y en especial a los escritores, que las obras literarias valen huevo porque gentes como él andan dispuestos a momificarlas sacándoles los intestinos para que los lectores de estas épocas no tengan que hacer mucho esfuerzo.
A una novela como ‘María’ de Jorge Isaacs,que la hemos leído año tras año los colombianos desde 1867, no se la puede disminuir a la altura de la prepotencia mutiladora del alcalde Guerrero y su verdugo Londoño.
Si aceptamos la existencia de esos esbirros orgullosos de semejante atrocidad, apague y vámonos porque, en breve, a las gordas esculturas de Botero les rebanarán las nalgas para que sean flacas y así puedan caber en el pedestal de la ignominia.
GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL , eljodario@gmail.co
ESCRÍBENOS A: contenido@diarioadn.co
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María
2014
Carolina Urbano *
Cuando leí que iban a intervenir María y El alférez real pensé que se trataba de una acción plástica, pues
una intervención es cuando un artista modifica parcialmente una obra para
hacerla propia, La Mona Lisa de Da Vinci, por ejemplo, con los bigotes de Dalí ya no es una obra de
Da Vinci sino de Dalí, por eso cuando leí que la idea era respetar al máximo la idea original,
entonces ya no entendí nada. Quizás sea porque en la columna de Londoño encuentro una extraña manera de
describir tan pedagógica labor a un
clásico de la literatura colombiana: se trata
de una adaptación que tiene por objeto “agilizar” la narración (pensé en
lo que sería agilizar una novela de Beckett, y debo admitirlo, me reí un buen
rato), “eliminar las repeticiones” que, supongo, tan torpemente puso ahí el
autor e incluir “ganchos de tensión” para hacer más dinámico el relato. Donde
Londoño ve aburrimiento y monotonía, yo encuentro las características propias
de la novela del siglo XIX, así como
descripciones propias del Romanticismo, es decir, lo que se le quita a
la novela es el estilo del autor para que quede desnuda la historia de amor,
que es lo que quieren dar a conocer a los jóvenes, sin tener en cuenta que es justamente
la historia de amor lo que más les disgusta, pues hoy las historias de amor, no
tengo que explicarlo, son muy diferentes.
Cualquier docente lo sabe, como sabe
que al leer Madame Bovary, los
muchachos reaccionan negativamente precisamente a la historia, y por esto se le
debe mostrar al estudiante que el estilo de Flaubert hace que el relato sea
mucho más que la historia de una vieja arribista e infiel. Lo que quiero hacer
con esta comparación es que al despojar una obra del estilo del autor se le
arrebata su valor literario y si esto sucede, entonces de qué sirve que lo lean
si lo leen mal, si lo que leen no es toda la riqueza que conlleva la
multiplicidad de sentido e interpretaciones que proporciona la literatura a una
historia cualquiera, entonces no se está leyendo literatura.
Sin embargo se hacen, se han hecho y se
seguirán haciendo estos resúmenes que igual da que sean en pasta dura o sacados
de buenas tareas punto com, así que el único gancho que yo veo es el comercial,
para eso sí sirven estas sintéticas formas, porque las historias de amor, a
secas, se entienden fácilmente y son consumidas por aquellos que no quieren
pensar sino que piensen por ellos, los cuales seguramente después de ver las
nuevas ediciones de María y El alférez real saldrán corriendo a ver la
última película de Dago García. Se trata, entonces, de elaborar productos bajo
las leyes del mercado, aunque sean gratis, no relacionados con la cultura,
mucho menos con la literatura.
Yo creo que toda esta confusión parte
de la falsa creencia de que este tipo de publicaciones “acercan” a nuevos
lectores a la literatura. Es tan falsa como pensar que si se obliga al muchacho
de trece años a leer El Quijote se le
está educando para la lectura. El proceso es mucho más complejo. Hay quienes
tienen la fortuna de contar con padres, familiares o personas cercanas que les
motivan desde niños el gusto por la lectura y por eso crecen con un hábito de
lectura. Otros, más afortunados todavía,
nacen con la suficiente sensibilidad e inquietud cognitiva para que por sí
solos esas extrañas historias sean agradables. Otros, sin ninguna de las
condiciones anteriores se deben conformar con los resúmenes de turno. Si lo que
se quiere es mejorar los niveles de lectura se deben establecer programas de formación en la lectura a
temprana edad, que sean adecuados a la edad y para todos, y no dejarlo en algo
que depende de una condición privilegiada o un talento natural. Pero esa labor
es más difícil y cuesta más, esa sí implica meterse con asuntos de mejorar la
educación y enseñar de verdad y todas esas cosas que ningún político hasta el
momento ha estado en condiciones de hacer en serio, mucho menos por iniciativa
propia.
Diciembre 10, 2014.
* (Pasto, 1974). Profesional en Filosofía y Letras por la Universidad de Caldas y Magíster en Filosofía por la Universidad Nacional de Colombia. Pertenece al comité editorial de la revista de poesía Luna Nueva. Columnista de periódicos nacionales. Docente universitaria. Actualmente reside en Argentina donde realiza estudios de posgrado en Literatura en la Universidad de Buenos Aires. ( 1 )
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De: ARMANDO ROMERO
Fecha: Cincinnatti (USA), 10 de diciembre de 2014, 14:58
Fecha: Cincinnatti (USA), 10 de diciembre de 2014, 14:58
Asunto: Estambul. Álvaro Mutis. “Reducidor de
cabezas” …
Para: NTC … ntcgra@gmail.com
Amigos de NTC …
Para: NTC … ntcgra@gmail.com
Amigos de NTC …
Les debo una larga carta como siempre agradeciéndoles
toda su generosidad y la bondad de sus brazos abiertos para los que mucho les
queremos y estimamos su labor.
Regreso de Estambul
con ojos de maravilla. Nunca esperé encontrarme con una ciudad-palimpsesto
tan misteriosa, tan llena de interrogantes sin respuestas. Sentir que nuestra
venerada Constantinopla todavía está viva, palpitante, a pesar de los gritos de
“Alá” que buscan ocultarla, fue algo que me conmovió profundamente. Nunca había
estado en una ciudad donde se superponen tantas culturas, aunque no se mezclan
a la manera del “sueño americano”, para no ir muy lejos, o a la manera de
nuestro mestizaje tricultural. Hititas, griegos, persas, bizantinos, otomanos,
armenios, árabes, kurdos, turcos, en fin, una y otra capa sedimentaria como
rocas que podemos sentir, tocar con nuestras manos. Tal vez, y esto me lo hacía
ver nuestro querido Jotamario, lo único que se le asemeja sea la Alejandría de
Durrell, con el viejo Kavafis paseándose por el malecón.
La presentación del libro de poemas en turco de Álvaro Mutis fue excelente, y no me
vanaglorio porque la excelencia se debe a la organización de la Embajada de
Colombia, encabezada por el embajador Fernando Panesso, y las encargadas de la
difusión cultural, Alejandra Jurado y Daniela Bohorquez. También la presencia
del poeta turco, Adnan Ozer, quien se encargó de acercar la obra de Mutis y de
otros poetas colombianos a un nutrido público, principalmente
académico e intelectual, de Estambul y Ankara. Yo presenté un trabajo sobre
Mutis del cual les haré llegar, y ojalá lo puedan difundir por NTC … , un par de páginas *, ya que es un poco largo. Fue sorprendente ver que al lado de García
Márquez, la obra de Mutis es lo más conocido nuestro en Turquía, y obviamente
eso nos deja de maravilla, y contrarresta esa imagen negra que nos ha
acompañado por años gracias a nuestra insania social y política.
Lastimosamente veo en las páginas de NTC … que esta
insania nos sigue acompañando, y que un escritor de nuestra provincia ha ganado
el premio nacional de periodismo con unas palabras mal intencionadas sobre
Álvaro Mutis. Es triste ver que el ejemplo de la diatriba y el insulto se
reproduce más rápidamente que el de la crítica honesta e inteligente. Van a
pasar muchos años antes de que algunos de nuestros escritores comprendan que
sólo a través del estudio y la reflexión profunda, sin aspavientos
bullangueros, podremos avanzar y hacer del país algo mejor. Allí en Estambul,
no sólo sentía la presencia de Mutis con su poesía, sino con ese cuento
magistral titulado “La muerte del estratega”, en donde se nos viene encima todo
Bizancio con sus maravillas. Ojalá el escritor ganador lo lea un día, y empiece
con este ejemplo a aprender a escribir y a respetar a los mayores.
Horror de horrores, veo por sus páginas hoy que
este mismo escritor joven también es un “reducidor de cabezas”, y que ha
decidido empequeñecer a nuestros Isaacs y Palacios. ¡Dios nos libre y nos
favorezca de los que así adquieren grandeza!
Pueden dejar abierta esta carta para los lectores
de NTC … , si la consideran pertinente.
Va mi gran abrazo, Armando
* NTC ... Publicadas en: http://ntc-ensayos.blogspot.com/2014/12/cita-con-alvaro-mutis-en-estambul.html
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Por
Alberto Rodríguez
Diciembre 12, 2014
....
NTC ... Nota: En el video http://youtu.be/S6bsP4e-drg intervención de Alberto Rodríguez en la presentación del 26 de Nov., 2014

Diciembre 12, 2014
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NTC ... Nota: En el video http://youtu.be/S6bsP4e-drg intervención de Alberto Rodríguez en la presentación del 26 de Nov., 2014
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Los legionarios de
'María'
Se ha levantado una tempestad de críticas contra mis
adaptaciones de María y El alférez real.
Por: Julio César Londoño

EL ESPECTADOR .com 12 DIC 2014 - 7:16 PM http://www.elespectador.com/opinion/los-legionarios-de-maria-columna-532843
Han revirado críticos, poetas, locutores, novelistas. Me
han dicho sacrílego, mutilador y hasta periodista, y un profesor de la U. del
Valle me mandó a comer una sustancia demasiado humana.
¿Cuál es mi pecado? Uno nada
original, el mismo que cometen hace siglos los adaptadores: suprimir las
repeticiones (herencia antigua de la narración oral), unir la acción y la
descripción, agilizar el relato, reemplazar vocablos oscuros por vocablos
vigentes e introducir ganchos de tensión para codear de cuando en cuando al
adormilado lector. En cuanto al estilo de los originales, fui casi honrado: conservé
el tono de melodrama lírico de Isaacs, pero no pude evitar la tentación de
naturalizar el tieso estilo de notario de Eustaquio Palacios.
¿Qué dicen los indignados
comentaristas? Lo mismo que están haciendo hace siglos los fetichistas del
«original»: ofensas y caricaturas. Exceptúo de esta algarabía a William Ospina,
que el domingo reflexionó sobre el tema en estas páginas con inteligencia y
delicadeza (no en balde se crió Ospina en el Páramo de Letras).
Los fetichistas —la secta opuesta de
los iconoclastas— no toleran la más mínima desviación de la «verdad» histórica
o de las leyes naturales (de las que son depositarios) o de un canon de pureza
que con frecuencia sólo existe en su imaginación: ¿Cuál es la verdadera Ilíada?
¿La que se escribió con sangre en Troya en el siglo XI a. C., la que cantó un
improbable ciego tres siglos después, la que mandó a escribir en pergaminos el
tirano Pisístrato en el VI a. C., o la que luego puntuaron y dividieron en
cantos los gramáticos de la Biblioteca de Alejandría?
Los fetichistas no conciben que nadie
toque una coma de los libros sagrados. El historiador no soporta la novela
histórica
(«… sacrifican un mundo para pulir un
verso… —rezonga— ¡Bolívar nunca comió mango!»). Al día siguiente de publicada
la primera traducción, un fetichista italiano escupió: «¡Traduttore,
traditore!». Traductor, traidor. A la soberbia científica la irritan las
especulaciones de los ensayistas de divulgación, las simplificaciones del
periodismo científico, consecuencia inevitable de quitarles a los papers de la
ciencia dura sus ecuaciones y su jerga especializada —ecuaciones y jergas que
los mismos científicos deben ajustar día tras día, cual Sísifos humildes y
aplicados—.
Los fetichistas de la ciencia parecen
olvidar que toda teoría empieza con una especulación (la hipótesis), sigue con
una simplificación («asumiendo fricción cero» y cosas por el estilo) y termina
en una verdad parcial.
Para defender la inviolabilidad de
María, Ospina se apoya en el bastón de Borges: «No soltó la novela hasta
terminarla», nos recuerda en su erudita columna, pero el muy zorro calla la
conclusión de Borges: «fue una experiencia nada voluptuosa por cierto».
En el 2005, Alessandro Baricco puso
en italiano moderno la Ilíada y ningún griego se rasgó las vestiduras ni se
echó ceniza encima. Norma está reeditando las traducciones al español actual de
las obras de Shakespeare por destacados escritores latinos, y ningún inglés se
ha cortado el cuello, ni sus cóncavas naves están cruzado ahora el recio
Atlántico, ni los legionarios de María han dicho esta boca es mía. A semejante
escala, debo sentirme halagado del revuelo que mi modesta tarea está generando.
Lo más curioso del caso es que ningún
legionario ha leído mis adaptaciones, que apenas estarán en la red la próxima
semana. Conclusión: todos a una, zafios y delicados, están inaugurando un nuevo
género, la pre-crítica. ¡Qué veloces tiempos!
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EN EL ESPECTADOR, impreso, Dic. 13, 2014
Click derecho sobre las imágenes para ampliarlas en una nueva ventana. Luego click sobre la imagen para mayor ampliación
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DE: http://literaturaenelvalle.blogspot.com/2007_08_08_archive.html
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EN EL ESPECTADOR, impreso, Dic. 13, 2014
Click derecho sobre las imágenes para ampliarlas en una nueva ventana. Luego click sobre la imagen para mayor ampliación
" ... unir la acción y la descripción, agilizar el relato, ...". ¿Se disparó María ...?
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DE: http://literaturaenelvalle.blogspot.com/2007_08_08_archive.html
1.- LITERATURA EN TONO MENOR, la del Valle del Cauca.*
Repaso a las principales firmas de las letras vallecaucanas. La nuestra es una literatura en tono menor, muy discreta si se compara con la de Antioquia o la de Bogotá. Tal vez no estén todos los que son pero sí son todos los que están.
Por Julio César Londoño,
Especial para Gaceta (EL PAIS, Julio 1 de 2007) .
La literatura del Valle del Cauca empieza con Jorge Isaacs. Empieza y termina, dicen algunos comentaristas burleteros aludiendo al hecho de que Isaacs es la figura fundacional de nuestras letras, y a la circunstancia de que el Valle no exhibe mucho talento literario por kilómetro cuadrado , que su 'densidad poética' es menor de la que registran otros departamentos.
El otro vallecaucano fundacional, Eustaquio Palacios, es un autor de segundo orden. Su célebre melodrama “El alfrez real” sobrevive gracias a su valor como documento histórico y pese a sus ínfimos valores literarios. Pero, para ser justos, hay que reconocer que fue un espíritu visionario.
Palacios se anticipó un siglo. Isaacs escribió y reinó en la segunda mitad del siglo xix. En la primera mitad del 20 la poesía fue el género predominante, y autores comoRicardo Nieto, Carlos Villafañe, Antonio Llanos y Octavio Gamboa escribieron algunas páginas meritorias pero ninguno tuvo la fuerza necesaria para resistir el trabajo de zapa de las polillas del olvido. Ninguno supo apoderarse de la imaginación de los lectores y resonar en la memoria del tiempo, y los cuatro son hoy el ejemplo perfecto de esas glorias que envejecen mal.
La segunda mitad del siglo fue mejor. Este intervalo asistió al espectáculo de un 'hombre orquesta' como Enrique Buenaventura, escuchó una sabiduría antigua escanciada en versos modernos por Horacio Benavides, pulsó la emoción contenida de los poemas de Jotamario Arbeláez y conoció los de Harold Alvarado Tenorio, artefactos que vacilan entre la delicadeza y la perversión.
Entre los escritores de la generación de relevo hay que mencionar a Alejandro López, Hernando Urriago, Néstor Fabián Ruiz, Pepe Zuleta y Hoover Delgado. Y las nuevas generaciones se han identificado con un autor que les mostró la ciudad en clave musical y modales transgresores: Andrés Caicedo.
A pesar de esta prestigiosa lista, hay que reconocer que la nuestra es una literatura en tono menor, muy discreta si se compara con la de Antioquia, que puede exhibir los pergaminos de Tomás Carrasquilla, Baldomero Sanín Cano, Barba Jacob, León de Greiff, José Manuel Arango, Gonzalo Arango y Piedad Bonnett. O la de Bogotá, que tiene nombres como los de Germán Arciniegas, Rafael Pombo, José Asunción Silva, Álvaro Mutis y María Mercedes Carranza.---
Jorge Isaacs (1837-1895). Nació en Cali, descubrió las minas guajiras de carbón, intervino en las guerras y en la política de su tiempo, fue director de Instrucción pública en el Cauca y cónsul en Chile. Conoció la jungla y lossalones, se arruinó en varias empresas como cuadra a un gran poeta, fue amigo de José Asunción Silva, otro experto en bancarrotas, y enemigo declarado del clericalismo imperante, como el ilegible Vargas Vila. En los paréntesis de estos afanes escribió poemas y dramas de legendaria flojera, y 'María', una novela romántica con elementos costumbristas, melodramática y lacrimosa, como debía ser, pero también una obra de innegables méritos poéticos y destrezas narrativas. Fue la primera obra colombiana que alcanzó amplia difusión internacional; luego fue aplaudida por un señor tan flemático como Jorge Luis Borges, luego fue quemada en la plaza pública por la turba nadaísta, cuyos líderes la consideraban insufriblemente cursi, y ahora es un clásico tranquilo e invulnerable.
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CONTINUARÁSIGUE EN :
16
de diciembre de 2014
"María"
y "El alférez real". Adaptaciones por Julio César Londoño. DEBATE.
NTC ... compilación. Continuación ...
Publican y difunden
NTC … Nos Topamos Con …

http://ntcblog.blogspot.com , ntcgra@gmail.com . Cali, Colombia
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